miércoles, 24 de noviembre de 2010

EL CANTOR DE LA RAZA NEGRA - Oscar Alfaro


La orquesta sinfónica de pájaros ofrecía su concierto de todas las tardes en el teatro redondo del cielo, que estaba repleto de luces.
Un pájaro rojo con el copete erizado y con trazas de  director, dio la señal convenida  y todos los ejecutantes rompieron a tocar sus instrumentos.
Aquel hermoso teatro por hermosas fuentes y jardines al natura. Nada de lo pintado artificialmente podía igualar la belleza de aquellos paisajes vivos.
- Necesito un solista par el segundo acto- dijo el pájaro maestro, cuando la última melodía se perdió en el atardecer.
- Quiero una voz jamás oída y digan de recordarse por todas las generaciones de pájaros músicos.
- Aquí estoy yo! Dijo el canario y comenzó a trinar con toda la armonía de que era capaz. Pero el maestro lo interrumpió:
- ya se sabe que tu cantas bien pero eres demasiado conocido y  yo preciso alguien nuevo.
- Pues entonces yo sere el solista – dijo el jilquero  y lanzó al aire sus gorgeos mágicos pero el maestro también lo interrumpió:
- Tu eres tan conocido como el canario.
- Yo cantare - dijo el ruiseñor – Mi voz y mi figura se han lucido el los palacios de la China de Egipto y del Japón, como lo prueban las historias que sobre mi se han escrito. Mi linaje de artistas se pierde en la tradición y en los  siglos...
- Y por lo mismo no me sirves, porque eres más conocido que nadie
- Entonces canto yo – dijo el tordo – pero su estampa y color hicieron reír a todos los pájaros.
- Que pretensiones , las de este negro insolente...! dijo el canario.
- Como es posible que tú salvaje, ignorante pretendas rivalizar con nosotros que somos los príncipes del arte? – le dijo el ruiseñor.
- De donde saliste tú? Que antecedentes ilustres tienes? Quien te conoce en la sociedad de los artistas? – dijo el jilguero.
- Este pájaro viene de los bosques – explico el maestro – Su linaje es tan oscuro como sus plumas. Pero un artista no vale por lo que fueron sus antepasados, sino por lo que es el mismo. De manera que dejémoslo cantar.
- Y por primera vez en la historia, se oyó el canto del tordo. El maestro lo escuchaba con los ojos cerrados. Cuando terminó de cantar, lo abrazó con las alas y le dijo emocionado:
- Tú serás el solista Tienes la voz más armoniosa que he conocido...! Eres un digno cantor de la raza negra.
- Y desde aquella tarde el tordo inicio triunfalmente su carrera artística y llegó a ser famoso en el mundo entero.
 
Oscar Alfaro 

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